Body Knows

Las lágrimas son infinitas, ¿sabes? ...

   C on un pálpito que mi corazón apresura, me vuelvo en mi contra y desespero. Demonio que me habita, tengo terror a que te manifiestes y una vez más me doblegue ante vos. Te aborrezco por transformarme en un depredador que me deja ofuscada. Te enrredas como un brote de hiedra venenosa. Y ahora veo como animales, en una avasallante estampida, me atraviesan todo el cuerpo y me transforman en un león, luego una cobra y luego un alcón. La ira me confunde... me dejas sorda, ciega y cruel.

    Es que el todo se reduce a la nada y la nada a su vez se vuelve mi todo. Mi amor propio se somete con el paso de los años deteriorándome, y la tristeza se expande al cuerpo íntegro. Y quiero revertirlo... con pequeñas dosis de felicidad, de conocimiento, de aromas y de instantes inmortales. Pero es difícil batallar con tan despiadado desacierto, que nos acecha y lentamente nos va cazando con el correr del tiempo. Llevándose todo lo bueno de la memoria, apagando los recuerdos que un día te hicieron feliz. Es como un viento que barre con las hojas, llevándose consigo todo lo bueno que tienes en esta vida. Arrancando de raíz lo que fue, lo que te hacía sentir vivo. Es una lucha diaria por no caer en el vacío, en la nada, en el todo... y te busca, te carcome, te alienta a desaparecer lenta y lastimosamente.    Aferrarse a tus ideas es difícil, y que de tus fracasos sólo quede la fuerza que te hizo tirar pa' lante. Que los minutos se olviden, pero los recuerdos permanezcan pa