Tuve que deshacerme de todo lo que tenía, lo que acarreaba a mi mente a ese pozo oscuro del que no puedo salir cada vez que entro. Tus mentiras, resonando en mí, una y otra vez me lastiman. Intenté volver a mi camino en cada despertar. Ilusa, creí que podía salvarme del dolor, jugando con fuego, sin medir las consecuencias. Creyendo tener todo bajo control, fui creando un monstruo bajo mi piel. ¿Cómo creerlo? en mis manos tenia el poder de acabar con lo poco que aún quedaba de fortaleza. Sólo era un inocente recreo de la realidad, un juego que, lánguidamente, se tornó perverso e incontrolable. Me enseñaste el significado de la incapacidad, de lo imposible, de la utópica idea de que en algún momento conseguiría que sintieras una mínima idea de lo que es el dolor. Pero no puedo con esto, cada noche me propongo olvidarte, al día siguiente abro los ojos soñando con lo que jamás volverá. Juraste protegerme, pero en ningún momento mencionaste que quien me desgarraría el alma sería tu r
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