El árbol, la muerte y la vida.
Que tristeza no tener labios ¡para expresar las penas que aquejan! qué desolación no ser como esas aves, ellas parten y sin ataduras, solo van… ¡Pero que tormento no ser como ellas! que solo... Van. Batallo contra esta condena, enrraizada a una tierra que no es mía. Mientras ellos parlotean: “pureza, vida y armonía” Nuestra esencia ha callado, pero, no... amigo mío, la libertad es otra cosa. Sólo el tiempo será testigo de nuestro marchitar. Cuando las raíces prevalezcan en la tierra a la que esta perra vida nos ha condenado principiar, avejentaremos... Dirán que deliro, juzgarme por pensar que surgí en la membrana equivocada. Pero mi destino va más allá que ser un deteriorado pedazo de ramaje Ellos, siempre balbucean la savia que me compone: “Mis pétalos caerán, mis brotes perecerán y mis tallos derrumbarse verán. Que la muerte reposa junto a mí, riendo de mis descarriados anhelos” ... Yo les digo: "Pobre de ellos, ¡sosteniendo esa conformidad!