Pulso


Si cada cosa que comenzara la forjara con el mismo aguijón que le doy a mi boba afición, a la hora de desear algo, quizá mi vida sería un poco más interesante en cada despertar.
Me sorprende como mis sentidos se pierden en una apócrifa burbuja de placer irracional. Tan endeble... quién supiera, ¿qué clase de locura pudiera llegar a cometer? con tal de sentir esa chispa una vez más.Y este es mi universo; o se incinera, o se escarcha por completo a la hora de vislumbrar la presa.
Esas malditas ascuas son un punzante placer que, íntegras, como consecuencia de mis locas manias, me convierten en lo que más temo. Las secuelas de esos trances, superan sin medidas la sensatez y el auto-control. Es que luego ya no soy, me convierto en una víctima más del pertinaz desvarío que mora en mí. Y siempre así, sin puntos medios, desconozco otra forma de vitalidad.
Y a pesar de esta extraña condición sigo creyendo que esa sentenciosa, devastadora y bohemia naturaleza es lo único que me hace sentir que mi pulso aún no sucumbe.

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