S omos fuertes, queremos y perdonamos, así somos. El poder superar una desilusión, una desafección, un desencanto es arduo. Sin embargo, es parte de seguir avanzando, aunque otro ser amado nos haya dañado, consciente o inconscientemente continuamos amando. Perdonamos, pero no es el “te perdono” ilusorio, es veraz, hondo e intrínseco. Más allá de la herida ocasionada puedo envolver tu perdón entre mis brazos y comprender. Quiero hacerlo, quiero entender tus razones y, sin prisa, aceptando que el afecto, si es indiscutible, supera cualquier derrumbe. Anhelando irradiar ese amor de hembra con sus pequeñas crías, dándolo todo por cuidar lo suyo, sin ser despedazados en la travesía. Y así continuamos, estas ásperas y enormes piedras de emociones con las que debe lidiar el ser humano. Aprendiendo a superar, superando en ese aprender.