A nada.
Hoy me resigno a todo, pero a la vez a nada,
siento que el tiempo corre y no puedo detenerlo,
me aferré a ilusiones, pero se desvanecieron,
y ahora me encuentro en una encrucijada.
Me resigno a las derrotas que he tenido,
a las batallas perdidas en el camino,
a las palabras que me han lastimado,
a los sueños que quedaron en el olvido.
Pero a la vez, me resigno a nada,
porque aún tengo la fuerza para luchar,
porque mi corazón sigue latiendo con ganas,
porque sé que aún hay mucho por alcanzar.
Hoy me resigno a todo, pero a la vez a nada,
porque sé que la vida es una montaña rusa,
y aunque a veces parezca que todo se derrumba,
siempre hay una luz que nos alumbra.
Así que seguiré adelante, paso a paso,
sin importar cuántos obstáculos encuentre,
porque sé que cada fracaso es un aprendizaje,
y cada logro es una victoria para siempre.
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