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Ganar, perder.

No es fácil, después de tanto tiempo, acostumbrarse a la soledad, a ese silencio que inunda una casa vacía, donde el eco de mis errores retumba por cada rincón. Donde antes había magia, ahora solo veo distancia. Donde solían resonar nuestras risas en ese mismo espacio, cuando nos abrazábamos en el sillón, hoy solo queda una silla vacía, la que ocupo cuando no estás. Ahí me detengo, una y otra vez, a repasar cronológicamente qué carajo pudo pasar para que termináramos así. Realmente no sé si quiero volver a empezar y arreglar todo lo que hice mal. No tengo fuerzas, pero me miras y vuelvo a retomar la esperanza. A veces siento que me gustaría tener una máquina que me borre los recuerdos, como en "Eterno resplandor de una mente sin recuerdos". Pero entonces me doy cuenta de que, si te olvido, nunca volveré a amar de verdad. No conocería lo que es amar genuinamente. Porque cuando despierte una vez más, ya no vas a estar. Sé que estás pensando en nosotros y en cómo solucionar las

Me perdí en el tiempo

  ¡¿Qué si quisiera volver el tiempo atrás?! Siempre diría que sí. Es un deseo imposible de poner en palabras comunes, porque cada paso, cada decisión, cada respiro, se siente como un error. Si pudiera, desandar cada camino, tratando de reconstruir lo que hoy está hecho pedazos.    Algunos de mis errores caminan... respiran. Con piel suave y pestañas que acarician el aire al parpadear. Me derrumbo. Desde que te conocí, estoy atrapada en un duelo eterno. Vivo con miedo, temblando ante la posibilidad de fallar, de no ser suficiente para vos, de que desaparezcas y me dejes sola una vez más, y esa idea me hace añicos, una y otra vez.    Cada día intento ser mejor, más fuerte, todo por vos. Todo lo que soy ahora, lo soy por vos. Porque me diste la fuerza para pelear, me enseñaste a resistir cuando la vida me aplastaba. Pero mi alma está rota en pedazos, tomaste mi corazón, lo arrancaste sin preguntar, lo moldeaste a tu antojo y luego lo tiraste como si no valiera nada.    Mi mente, tu otra

Silencio.

 Tanto esperé este día, ¿Y ahora qué? La alegría que sentía se ha ido, Y mi corazón se siente vacío, Como si nada tuviera ya sentido. ¿Y ahora qué? Me pregunto en silencio, Cuando todo lo que quería era esto, Pero ahora que lo tengo en mis manos, Siento como si fuera solo un triste antojo. Tanto luché por alcanzar mi sueño, Pero nunca pensé en lo que vendría después, La realidad es mucho más dura, De lo que imaginaba en mi mente. Y ahora me encuentro aquí, sola y perdida, Preguntándome qué más puedo hacer, ¿Cómo puedo encontrar la felicidad, Cuando lo que quería no me hace feliz? Quizás deba seguir adelante, Buscar nuevas metas y objetivos, Aprender de esta experiencia, Y no perder la esperanza ni el optimismo. Pero por ahora, solo puedo llorar, Por lo que pensé que iba a ser, Por lo que quería y ahora no tengo, Y por la tristeza que no puedo contener.

Mamá.

Perdón mamá por esta vida que llevo, que no es la que soñaste para mí, me alejé del camino que trazaste, y no seguí las normas que aprendí. Pero a veces la vida se complica, y nos lleva por caminos sin luz, y aunque intenté buscar la salida, no pude encontrar el camino hacia la cruz. Ahora me arrepiento de mis errores, de haber lastimado a los que amé, y aunque sé que no podré cambiar el pasado, prometo tratar de ser mejor en lo que vendrá. Perdón mamá por las lágrimas que causé, por los desvelos que te hice pasar, por el dolor que te hice sentir, y por las noches que te hice llorar. Pero hoy te prometo que seguiré adelante, luchando con fuerza y con tesón, porque aunque me alejé del camino, nunca perdí tu amor ni tu bendición. Perdón mamá por esta vida que llevo, y por los errores que cometí, pero siempre estaré agradecido, porque tú siempre estarás aquí.

A nada.

 Hoy me resigno a todo, pero a la vez a nada, siento que el tiempo corre y no puedo detenerlo, me aferré a ilusiones, pero se desvanecieron, y ahora me encuentro en una encrucijada. Me resigno a las derrotas que he tenido, a las batallas perdidas en el camino, a las palabras que me han lastimado, a los sueños que quedaron en el olvido. Pero a la vez, me resigno a nada, porque aún tengo la fuerza para luchar, porque mi corazón sigue latiendo con ganas, porque sé que aún hay mucho por alcanzar. Hoy me resigno a todo, pero a la vez a nada, porque sé que la vida es una montaña rusa, y aunque a veces parezca que todo se derrumba, siempre hay una luz que nos alumbra. Así que seguiré adelante, paso a paso, sin importar cuántos obstáculos encuentre, porque sé que cada fracaso es un aprendizaje, y cada logro es una victoria para siempre.

Verdades, puñales...

 Te conozco tanto que sé que nunca vendrías a buscarme, aunque mi corazón te anhele y mi alma te extrañe. Sé que tus pasos no se dirigen hacia mi puerta en la noche, que tus ojos no me buscan en la multitud de la ciudad. Pero aún así, mi amor por ti no se desvanece ni se apaga, sigue ardiendo como una llama que nunca se extinguirá. Te conozco tanto que sé que nunca vendrías a buscarme, pero yo siempre estaré aquí, esperando por si acaso.

Soneto de José de Espronceda

                   S oneto de Jose de Espronceda Fresca, lozana, pura y olorosa, gala y adorno del pensil florido, gallarda puesta sobre el ramo erguido, fragancia esparce la naciente rosa. Mas si el ardiente sol lumbre enojosa vibra, del can en llamas encendido, el dulce aroma y el color perdido, sus hojas lleva el aura presurosa. Así brilló un momento mi ventura en alas del amor, y hermosa nube fingí tal vez de gloria y de alegría. Mas, ay, que el bien trocóse en amargura, y deshojada por los aires sube la dulce flor de la esperanza mía.